domingo, 5 de diciembre de 2010

Literatura Femenina

Hablar de Literatura Femenina es inmiscuirse en un universo íntimo donde intuición y sensibilidad son las características principales ya que las mujeres estamos provistas de estos dones innatos dados por la naturaleza. Nosotras en esencia somos delicadas, esto no es sinónimo de debilidad ni empobrecimiento intelectual. Es cierto que lloramos y si lo hacemos es porque somos más sensibles y el poeta escribe a partir de las sensaciones y de las emociones, de esos sentimientos internos que nublan cualquier capacidad de razonamiento. Aunque después estos primeros atisbos deban ser revisados desde el punto de vista racional.


Por ser más delicadas y frágiles en contextura física hemos sido desvalorizadas, esclavizadas y relegadas al yugo de ser amas de casa o cortesanas, sin considerar que tanto la mujer como el hombre están provisto de un alma racional y de espíritu que se unen en un cuerpo que se diferencia sólo en el sexo.


Para seguir edificándonos, es necesario conocer la historia y el legado de nuestras antepadas, quienes a pesar de existir y aportar en la construcción de la sociedad fueron ignoradas. Lamentablemente, nuestra ausencia en el mundo exterior, se debe a que hemos sido desvalorizadas por la moral y las costumbres construidas por los héroes que luchaban en defensa o conquista de una región.








BREVE RESEÑA HISTÓRICA


Hasta el siglo XI todo gira en torno a la fuerza y la propiedad en el poder de las armas y una mujer no puede ejercer el derecho feudal porque no puede defender su territorio. Con el tiempo comienza a desarrollarse la vida mundana, se difunde la cultura, por lo que las mujeres de clases privilegiadas se dedican a la conversación, a las artes y letras. Comienzan a inmiscuirse en el universo masculino de la literatura como también de la política. Son animadoras, consejeras, al ir conociendo el mundo exterior, comienzan a crearse nuevos espacios donde irá desenvolviéndose a través del tiempo. Aparece una especie: la actriz y es en 1545 cuando se ve por primera vez la presencia de una mujer en el escenario.


Las costumbres siguen siendo severas, a pesar de tener una cierta libertad e independencia, continúan atadas al núcleo de la familia. Se les exige ser correctas y fieles, obediencia absoluta al marido, cuidar los hijos y dedicarse al hogar, además deben ser recatadas, permaneciendo siempre en el anonimato. Un ejemplo de ello es la Duquesa de Newcastle, quien a finales del siglo XVII escribe: "las mujeres viven como cucarachas o como lechuzas y mueren como gusanos", por expresar sus sentimientos fue insultada y rechazada, tuvo que encerrarse en su hogar por temor a mayores agresiones en su contra.


En el Renacimiento las doctrinas Platónicas resaltan al amor y a la mujer, con esto deja de ser objeto de intercambio, ahora se transforma en Musa, en un objeto para la fantasía masculina. Ella se ha convertido en inspiración, en fauna, santuario, en algo digno de ser amado y venerado, pero no deja de ser una cosa a merced de un sujeto que le canta y la hunde por ser la maldición de la carne. Se le continua exigiendo, ahora debe ser algo bello, saludable, joven, debe ser la pureza y el florecimiento de la vida, por lo que deberá ocultar su fealdad y envejecimiento, para continuar siendo un trofeo.


A través del siglo XIX, comienza a conquistar el dominio de su cuerpo. En 1843 la Sra. Beecher-Stowe escribe "La Cabaña del Tío Tom", levantando la opinión en favor de los negros, luego viene el apoyo al movimiento feminista por parte de Emerson y Lincoln. En 1867 Stuart Mil pronuncia en el parlamento inglés el primer alegato en favor del voto de la mujer, y en 1878 se funda el Congreso Internacional de los Derechos de la Mujer. Con pasos agigantados y no faltos de castigo y muerte comienza la mujer a vivir su condición de ser humano, hasta llegar a la Revolución Feminista. Se gesta un nuevo escenario, el ser oscuro y diabólico que venía desde la mitología al relato del génesis, comienza a defenderse del eterno pecado impuesto.


Después de ser un engendro diabólico, pasa a ser sacrilizada, idealizada como Madre, destinada siempre solo al eterno imaginario, es etiquetada en los discursos como el bello sexo o el hada del hogar, pero en lo cotidiano sigue sin derecho sobre si misma. Todo ser que nace para ser libre y es esclavizado termina por derribar a sus custodios y a los barrotes que lo encierran, aunque éstos sólo sean de viento. Es quitado el velo a las endemoniadas-diosas-santas-brujas-hechiceras-madres, quedando al descubierto el rostro de una especie llamada mujer, quien empezará a plantearse el mundo de otra forma, y a transgredir lo dado buscando otra dimensión donde fundar un sitio intimo para reconstruirse como individuo.


En este escenario aparece Virginia Woolf, con su obra "Un Cuarto Propio" donde reflexiona sobre una imaginaria hermana de Shakespeare, nos dice que se imagina que mientras él aprendía en el colegio un poco de latín, gramática, lógica, su hermana permanecía en el hogar sumida en completa ignorancia; mientras él cazaba, recorría los campos, y se acostaba con mujeres de la vecindad, ella fregaba y remendaba bajo la vigilancia de sus padres. Contemporánea a Woolf está Simone de Beauvoir (1908-1986) con su obra El Segundo Sexo (1949), ensayo que se convirtió en referente del naciente Movimiento Feminista.




REALIDAD HISPANA


Mirando ahora al mundo hispano, se tiene a Leonor López de Córdoba, quien en el siglo XV escribió la primera autobiografía en lengua castellana, centrándose en lo personal, lo cotidiano y privado. Hace una reflexión sobre su propia identidad, parándose frente al mundo para cuestionar su existencia.


Por otro lado, la Mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) es la primera feminista del Continente Americano. Fue hija de padre Español y madre criolla, fiel realidad de muchos hijas e hijos de este continente. Su obra es fiel testimonio de como la creación mujeril puede vencer la rudeza y monopolio del sistema patriarcal, pero hubo de pagar caro tal osadía. Es condenada por el Obispo de Puebla y obligada a dejar su obra. Para un poeta que lo obliguen a dejar su obra y renunciar a escribir es atentar contra su vida, porque ha sido en este arte donde ha encontrado la manera de manifestar y exteriorizar los diversos universos que transitan por su alma.


Sin ofender a su Dios, Sor Juana buscó una forma de retirarse de la vida, para ello se suicidó lentamente exponiéndose a la peste que asolaba la Ciudad atendiendo a las hermanas enfermas del convento. La desolación de su existencia por la incomprensión e injusticia la llevó a escribir con su propia sangre en la palma de su mano: "Yo, la peor de todas".

No hay comentarios:

Publicar un comentario